Una de las grandes promesas de Manuela Carmena y ahora Madrid en su campaña electoral fue que iba a municipalizar el servicio de recogida de basuras de la Capital ya que esta era según Ahora Madrid la mejor forma de recuperar los niveles de limpieza de la ciudad, muy deteriorada durante el periodo de Gobierno de Ana Botella.

El pasado mes de marzo, Carmena ya reconoció que donde dijo digo ahora decía Diego y que no sería posible municipalizar el servicio y prorrogó la licitación existente un año más. Ahora, el Ayuntamiento ha publicado las condiciones de la nueva licitación, un contrato que tendrá que resolverse en los próximos meses para entrar en vigor en noviembre. Y como es habitual, la alcaldesa ha logrado poner a todo el mundo de acuerdo.

La lástima es que en lo que todo el mundo está de acuerdo es en que las condiciones de la nueva licitación son una chapuza. No convencen ni a las potenciales adjudicatarias ni tampoco a los representantes de los trabajadores por motivos que, en ocasiones, son incluso coincidentes, como es el caso de la duración del contrato. La polémica está servida sobre un asunto en el que llueve sobre mojado.

Uno de los aspectos más controvertidos del nuevo contrato es que estipula una duración de cuatro años, con la posibilidad de que sea posteriormente prorrogado, pero sólo por dos años más. Como explican desde las empresas que se dedican a prestar estos servicios, el periodo de tiempo es demasiado corto para amortizar la gran inversión que será necesario realizar, teniendo en cuenta el tamaño de Madrid, lo intensivo del servicio y el estado en el que se encuentra la flota de camiones y el resto de material.

Y como decíamos al principio, contra Carmena están todos de acuerdo. Los representantes de los sindicatos comparten la preocupación de los empresarios en este sentido. UGT también ha señalado que el periodo de vigencia del contrato hace muy complicado amortizar el coste de la flota de camiones para prestar el servicio, cuyo lamentable estado hace necesaria su renovación. En los últimos años, el Ayuntamiento ha comprado algo más de un centenar de nuevos camiones, pero no son ni la cuarta parte de los que hacen falta.

También genera inquietud y rechazo entre empresas y sindicatos el hecho de que en las condiciones del contrato el criterio económico suponga el 55% de la puntuación final a la hora de la adjudicación, como ya ha venido haciendo el Ayuntamiento madrileño en anteriores licitaciones. Para los sindicatos esto convierte el proceso en una mera subasta.

Las empresas por su parte señalan que este criterio puede provocar que como ya ha ocurrido otras veces, se presenten ofertas temerarias a la baja que luego acaban ocasionando graves problemas a la hora de prestar el servicio y todo ello acaba redundando en prejuicio del ciudadano y de la limpieza de la capital. UGT lo resume de la forma siguiente: “Entre las rebajas económicas, las elevadas amortizaciones de maquinaria y el desconocimiento del servicio por parte de las adjudicatarias podemos entrar en una espiral de conflictividad y desorganización”.

Y como era de esperar, los más próximos a Carmena y a su partido Ahora Podemos, como el sindicato CGT, critican con fuerza el proceso que acaba de establecer el Ayuntamiento y acusan a la corporación municipal de incumplir su programa electoral que contemplaba la remunicipalización de este servicio, cuya privatización se produjo a comienzos de los años 90.

CGT manifiesta también su desacuerdo con el contenido de los pliegos de condiciones ya que les parecen poco concretos. “Es el pliego de condiciones de «y ya iremos viendo»”, dicen en un comunicado. Una crítica que también comparten las empresas que aspiran a hacerse con alguno de los tres lotes en que estará dividido el contrato.

La licitación prevé que un mismo grupo no pueda llevarse más de dos lotes por lo que al menos serán dos adjudicatarios los que presten el servicio. Una circunstancia que no termina tampoco de convencer a las empresas que pretenden pujar por el contrato, toda vez que no permite desarrollar sinergias y economías de escala que podrían, en parte, paliar el problema del escaso margen de tiempo para amortizar la inversión.

El hecho de que los pliegos de condiciones garanticen del mantenimiento de las plantillas es uno de los pocos factores que han gustado a los sindicatos. Entre ellos, CCOO ha sido el que ha mostrado una mejor opinión sobre la licitación.

Así que como se puede ver, unas condiciones de licitación que no gustan a nadie, que parecen elaboradas sin tener en cuenta ningún criterio técnico, y desde el desconocimiento de las particularidades de un servicio absolutamente crucial para una ciudad como Madrid, en el que una ciudad que aspira a atraer negocios y turistas no puede permitirse más chapuzas.